viernes, 16 de noviembre de 2018

Historia de la obstetricia

Desde el principio de los tiempos ha existido la práctica de las matronas cuyo papel principal era ayudar en los partos. La primera referencia a esta profesión aparece en la biblia, las comadronas hebreas gozaban de prestigio y frecuentaban las casas y palacios de altos mandatarios.
En el antiguo Egipto tanto el médico como la comadrona eran profesiones libres y de gran prestigio y su formación estaba basada en la experiencia que adquirían al lado de otro profesional más experimentado. El estatus social de la mujer  era alto, eran independientes, social, legal y sexualmente y no estaban discriminadas en el mundo de la medicina. Fue aquí donde gracias al desarrollo de la escritura se impulsó el conocimiento ginecológico y obstétrico.
La medicina griega utilizando los conocimientos egipcios sobre embarazo y parto y la alta consideración de las comadronas que tenían alto reconocimiento social pero la ley ateniense obligaba a que las matronas hubieran sido madres y no estuvieran en edad de procrear. Por otra parte tenían un alto grado de formación y eran consideradas médicos femeninos.
Durante la edad media las matronas en Europa se hicieron importantes para la iglesia debido a su papel en los bautismo de emergencia, por lo que, comenzaron a ser reguladas por el derecho canónico de la iglesia católica. Se formaban acompañando a otra mujer con más experiencia y edad e iban pasando los conocimientos de madres a hijas, con lo que comenzó el desprestigio de la profesión ya que además tenían conocimientos sobre métodos anticonceptivos y abortivos.
Pero en el renacimiento la obstetricia comenzó a formarse como una especialidad y supuso un enfrentamiento con la clase médica por lo que acabaron siendo marginadas a pesar de su resistencia.
 En el siglo XVIII se regularon los estudios de cirujanos y matronas.
La primera formación recogida de matronas en España data de 1790 pero no llegará la verdadera profesionalización de la obstetricia hasta el siglo XX.